Si el mundo está lleno de ansiedades y miedos, cada educadora, cada profesor, cada maestro, tendrá que conservar la calma y ayudar a los demás a que la conserven.
Imagino colegios y escuelas humanizantes, centradas en el bien común, abiertas a la comunidad y con el proceso educativo más allá de las aulas.
Imagino una educación donde los estudiantes puedan trabajar en conjunto, manifestando su palabra y su mirada del mundo.